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El blog técnico de seguridad infantil

By Sergi Ferris

Análisis del Triple Impacto en las colisiones : Implicaciones para la Seguridad Infantil


        En el contexto de los accidentes de tráfico, resulta fundamental comprender las distintas fases del evento traumático conocido como triple impacto, especialmente en lo que respecta a la protección de los ocupantes infantiles. Este enfoque permite analizar con mayor precisión las fuerzas involucradas en una colisión y cómo estas afectan al cuerpo del niño, permitiendo establecer estrategias efectivas de mitigación del daño.


1. Primer Impacto: Desaceleración del vehículo

El primer impacto se produce cuando el vehículo colisiona contra un obstáculo externo —ya sea otro vehículo, una estructura fija o un elemento del entorno vial—. En este instante, el automóvil experimenta una desaceleración abrupta. Sin embargo, por efecto de la inercia, los ocupantes y objetos en su interior tienden a mantener la velocidad previa al choque.

En el caso del ocupante infantil, el sistema de retención (la silla infantil) es el primer elemento encargado de contrarrestar dicha inercia. Si la silla está instalada mediante anclajes ISOFIX y dotada de un sistema antirotacional, existe una transmisión rígida y directa de las fuerzas de frenado entre el chasis del vehículo y la silla, lo que reduce significativamente su desplazamiento hacia adelante. En contraste, los sistemas fijados únicamente mediante el cinturón de seguridad presentan un retardo en la activación de la retención, debido a la necesidad de que el cinturón se tense, lo cual puede comprometer el espacio de supervivencia y aumentar el riesgo de lesiones.


2. Segundo Impacto: Movimiento del ocupante infantil dentro de la silla

El segundo impacto corresponde al momento en que el cuerpo del niño, aún en movimiento, es finalmente retenido por el sistema de sujeción integrado en la silla (normalmente un arnés de cinco puntos o el cinturón de seguridad del vehículo en los grupos más avanzados).

La efectividad de esta retención dependerá de múltiples factores, entre los cuales destacan la correcta colocación del arnés o cinturón, su nivel de tensión, y la adecuada alineación con los hombros del niño. Un arnés flojo, mal ajustado o con una altura inadecuada puede provocar que el niño sufra lesiones graves al impactar con partes internas de la silla o, en el peor de los casos, que sea expulsado parcialmente del sistema de retención.

Esta fase es especialmente crítica en cuanto a lesiones externas, dado que las fuerzas concentradas pueden afectar directamente estructuras corporales como el cuello, el tórax o el abdomen, especialmente en niños pequeños, cuyo cuerpo es aún altamente vulnerable.


3. Tercer Impacto: Inercia de los órganos internos

El tercer impacto, aunque menos perceptible a simple vista, reviste una gravedad considerable. Una vez que el cuerpo del niño ha sido detenido externamente por el arnés o cinturón, sus órganos internos —por ejemplo, el cerebro, el corazón o los pulmones— continúan desplazándose por inercia dentro de la cavidad corporal hasta colisionar con las paredes óseas que los contienen.

Este fenómeno puede dar lugar a lesiones internas severas, como contusiones cerebrales, hemorragias internas o daño visceral, aun cuando no existan signos visibles de trauma externo. Por ello, este tercer impacto se considera una de las consecuencias más peligrosas y difíciles de detectar inmediatamente tras un siniestro vial.

Consideraciones preventivas frente al triple impacto


El conocimiento detallado de estas tres fases permite implementar medidas preventivas más eficaces, tales como:

  • Instalación correcta de sistemas de retención infantil, priorizando el uso de anclajes rígidos ISOFIX y sistemas antirotacionales.
  • Uso de sillas a contramarcha el mayor tiempo posible, debido a su capacidad superior de distribución de fuerzas y protección cervical.
  • Tensión adecuada de arneses o cinturones de seguridad, eliminando cualquier holgura y asegurando su correcta alineación con los puntos de sujeción corporal.
  • Espacio libre delante del ocupante infantil, especialmente en sillas orientadas en sentido de la marcha, para evitar colisiones secundarias con el respaldo del asiento delantero.